miércoles, 6 de junio de 2012

Tan real como irreal

4am.
El autobús que me lleva a mi cálido colchón toma repentinamente un desvío hacia el medio de la nada. Por un momento pienso que en breve retomará el camino habitual, pero el desvío nunca termina. Me bajo asustada y me encuentro completamente sola, en medio de un puente de lo que parece un desértico polígono de alguna parte de la zona tres del Este de Londres. Ningún cartel informativo y distancias largas. Un bello amanecer se me impone a la altura de la vista, pero yo lo único que quiero es hacer pis y meterme en la cama.
Sobreviví.
Estoy en casa.

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