Una casita para los dos.
y que los suelos que pisen tus
pies, también.
Que la mesa sea la misma en la cual nos apoyemos,
que sea el
mismo espejo en cual nos miremos.
Que las cucharitas del té sean tuyas y mías,
y así también las plantas del jardín.
Que todo lo de fuera sea de los dos
y
cada uno sea uno,
para compartir con el otro,
lo que cada uno es.