miércoles, 12 de agosto de 2015

encandilada

Siempre fuimos dos ancianos, melancólicos pensantes en el pasado. Siempre nos encontrábamos serenos, mirándonos a los ojos cuando la radio nos hacía sonreír. En aquellas tardes de primavera en que nos recostábamos a la sombra, con los cabellos mojados de río. Siempre fuimos dos ancianos que nos sentábamos a contemplar la vida, a dejar de entender ninguna generación. Que regaban las plantitas al atardecer, después de una tranquila siesta.
Siempre inmersos en la luz tenue de las siete de la tarde, cocinando lentamente algo rico para cenar.
Siempre vivimos cien años de soledad, entre un mate y otro.
Siempre fuimos.
Nunca jamás seremos.
Somos cualquier otra cosa. Nada que se le parezca.
Quizás una brillante imaginación.

jueves, 12 de febrero de 2015

desESPERADA por reTENSIÓN

Hoy siento una sensibilidad especial y efímera,
atolondrada, desordenada.
Quiero poder recordar lo bello de la belleza,
y retener la imagen de las manos enganchadas de una pareja.     

Quiero recordarte tan feliz como cuando obtuviste lo que quisiste.
Quiero recordar que el universo siempre habla, escucha y responde.
Quiero recordar lo feliz que me siento al perdonar(me).

De la natural libertad que desprende el amor verdadero.
Quiero retener las palabras al “chinchin” de un “te quiero”
(¡qué raro en vos, tan distante…!)

Quiero recordar cuánto te amo en el silencio,
desde mi ausencia, y mi incapacidad de permanencia.

Quiero recordar los progresos de mi árbol,
y no dejar de sorprenderme por mi hermano, salvador,
su generosidad absoluta,
de sus dolores superados,
de su salida triunfal de los desengaños y traiciones
sin dar nombres, sin concreciones,
sin nombrarme ni a mí misma.

Recuerdo siempre lo feliz de los momentos de plenitud,
y del dolor de la añoranza…
momentos de entendimiento y comprensión.
de cada átomo hasta cada universo mayor.

Comprensión es un todo.
Universo es Dios.
Todo es parte.

Cuando hacés el amor sos mucho más lindo.
Porque sos.