martes, 10 de diciembre de 2013

quilombito ordenadito



Soñé con una casa llena
     
      de flores
y hojas verdes.


Espesa en vida y aire fressss……co


Compañías de siempre, y compañías nuevas.


           Abrazos
y mimos.



Arropo de madre.
Reencuentro de padre.
Crecimiento hermano.



Ca-
mi-
ni-
tos
                    em-
pe-
dra-
dos  

y espacios de limpio pasto.

palabras 
       shhhhh.... 
                 ... 
                    .. 
                      .
                       miradas y encuentros de A L M A S.


Presencia amiga de todos los que llegaron
               y nunca se fueron.


Mesa de madera vieja con historia.
Tan parte del todo como todos.


Una heladera con alguna cerveza fresca 
para brindar.


                  Tinto veraniego

y también mate.



Me soñé reclamada y presente.


acá



allá



Viva
,M U Y
viva



Feliz,
      como siempre.



Con tanta energía que el corazón casi

salía


Soñé una bella comunidad de vida verde;



de pureza fressssss…ca
y transparente;




   L               I                B              R              E





     FIEL




                espontánea.



miércoles, 13 de noviembre de 2013

Hotel, él, vamos, acá, ¿dónde?,


¿A dónde va esa mujer?
¿Quién es esa mujer, cargando bolsas de tela, cruzando la gran avenida 9 de Julio?

Envuelta por altos edificios de publicidad luminosa en sus fachadas. Largas sendas peatonales y luces de semáforos para gente y automóviles, en verde, amarillo, rojo, blanco… Por acá y por allá. Algunos pocos autos que van o vienen. Puentes. Y largas farolas de luz amarilla y blanca. Árboles, túneles y columnas de colores.  Grafitis gritando pensamientos puros. Taxis desesperados y colectivos tan esperados.

¿Quién espera a esa mujer a las 2.30 am de un lunes, con esas bolsas rotas? ¿qué busca esa mujer de larga cabellera gris, chancletas gastadas y cárdigan bordó?


Ya nunca lo sabré: estamos en Avenida Caseros. No hay más destino esperado que mi casa. Una pena no haber ido al Hotel con vos.

Ah! Listo... Ya entendí!

martes, 5 de noviembre de 2013

esquina - café - caca - venisotevas

Por allá llegué. Y en esa esquina me senté a tomar un café y dos cigarrillos. Quizás fueron tres. Después me fui a cagar, para sacarme toda la mierda de encima. Me acerqué pura caminando al sol, y decidí sentarme a tomarlo. Y me helé. Sería que estabas por llegar…
Llegaste. Y te fuiste.
Aunque yo creo que nunca llegaste.
Los que llegan siempre se quedan.

martes, 22 de octubre de 2013

uno es, y el otro también




                                  

Una casita para los dos. 
Que tu ventana sea la misma que la mía, 
y que los suelos que pisen tus pies, también. 
Que la mesa sea la misma en la cual nos apoyemos, 
que sea el mismo espejo en cual nos miremos. 
Que las cucharitas del té sean tuyas y mías, 
y así también las plantas del jardín. 
Que todo lo de fuera sea de los dos 
y cada uno sea uno, 
para compartir con el otro, 
lo que cada uno es.

lunes, 23 de septiembre de 2013

ir y volver

Mirá. Por allá quedó Londres. En el 2011. Sus calles nubladas y veredas auténticas. Lluvias indecisas y sandalias desubicadas. Bicicletas de alquiler y colectivos-aviones. Camas apiladas en hostels de acá y de allá, con gente de acá y de allá. Algunos botes a la vera del río. El sol rebotando tímido en masas de pastos bajo la helada. Las hojas naranjas en el suelo y en el aire. El frío asesino en mi nariz a bordo de una bicicleta sin frenos. Los clientes de los restaurantes donde trabajé. Algunos amores, varios amigos e infinidad de gente con la que charlé. Vito, tan sexy. Kostas, tan verde. Sybilla, tan fuccia. Signe, tan dulce. Ester, tan política. Javier, tan peruano. Shimi, tan madre. Carla, tan amiga. Y quedó un grupo de italianos con los cuales jugaba al futbol. 
También quedó el humus, y los motivos de mi veganismo. Quedaron fotos especiales. Quedaron los senderos verdes y grises por los cuales caminaba para oír el silencio y ver la oscuridad y sentirme acompañada en la soledad absoluta. El cementerio. 
Quedaron los colores empapados de un cielo gris. Quedaron los recorridos de casa al trabajo y viceversa. Quedaron las caminatas sin rumbo por la ciudad. Quedó el sentimiento constante de estar descubriendo algo único. Quedó Covent Garden y el cine de la cual era clienta habitual. Juntito al Barrio Chino, donde también fui clienta habitual. 
Quedaron la infinidad de luces navideñas en todas las calles centrales. Quedaron tantas calles caminadas. Quedaron dos navidades, algo allá, algo en España y algo en Argentina vía mensajes electrónicos. Quedaron tus mails y el amor. Quedó Starbucks y mi café sagrado. También quedaron tantas botellas de vino y algunas lágrimas. 
Quedó ese frío. Esos árboles. Una luz matutina tan auténtica. Quedó Matt. Mi dormitorio y el rincón de pintura. Quedó la ventana que tanto me inspiraba… ¡tantas vidas inglesas detrás de las ventanas! Quedó la pared de collage que creé y desarmé cuando me fui. Quedó mi mate, bajo custodia. Quedaron las noches de cine.
Quedé yo. Quedó todo un año de yo.

Mirá, por acá quedó Londres. En el 2013. Por alguna parte de mi cuerpo, cerca del estómago y el corazón, que ahora ronronea pidiendo no se qué.
Ya no me acuerdo que quise irme. Solo siento que quiero volver.

Quizás a buscar todo el yo que dejé.